martes, 25 de enero de 2011

Crítica periodística con poeticidad


Vengo observando en los últimos días una especie de ligero “olvido” hacia ciertas personas que viéndose relacionados con una importante noticia local y autonómica, no forman parte de las líneas periodísticas que algunos autores escriben, sabe Dios por qué.
Cuando es un olvido, se puede pensar que es un descuido. Cuando son varios, “va a ser del riego”, o del Alzheimer (autoimpuesto). Allá cada uno con sus éticas excluyentes.
Esto va por todos los que debiendo ser nombrados, no lo han sido.

-Crítica periodística con poeticidad-

A veces creamos una sopa de letras
y nos ahogamos en ella.
¿Quién en la ética alecciona a una máquina de escribir?
¿Quién se atreve a hablar de moral a sus teclas?

Donde queda escondida la técnica
del autor, actor de comedias,
de risa malévola escondida entre palabras,
ahí se encuentra la ausencia, que rigen las reglas.

¿Es acaso decencia?

Si se os ve el plumero, el liguero y la vergüenza.
Se os ve el subjetivismo.
Lícito es, pero no el tratamiento.
Haciendo de menos, no se es más.
Y no se es más por decir menos.

Al César lo que es del César,
sea ciervo protegido, con lazo decorado,
sea halcón leonado u hojas de laurel.

Periodismo insinuante, con medias tintas,
mojaos y decid lo que no os gusta,
pero acabad con esta ética “periodística”
de no nombrar al que merece (o no) un triunfo.

Porque al fin y al cabo, todos son noticia,
pues nominados todos ellos están.

viernes, 14 de enero de 2011

Daemonium


En la oscuridad
se te llevan los demonios.
En la luz,
se me llevan a mí.

En el infierno nos encontramos.
Podremos jugar con fuego.
Quietos y en silencio nos quemaremos.

Nos espían los demonios.

Tirémonos de los pelos,
como niños en un patio de recreo.
Juguemos a ganar, perdamos el saber.

Seremos castigados,
y correremos desnudos por el limbo.
Allí nos juzgarán.
Pecados ardientes sin vida.

En la oscuridad,
se nos comen los demonios.
Ya no hay luz. Sólo ceniza.

martes, 4 de enero de 2011

Aromas poliédricos


Busco en cada fibra, un recuerdo lejano.
Relajante aroma, que creo ya perdido.
De tus ropas habría secuestrado los hilos
para quedarme con tu olor desnudo.

Quise devorar las horas cocinadas a fuego lento.
¿Qué hago ahora con el estómago vacío?

Los olores que ofrecen protección,
ante miradas atónitas y palabras necias,
son para la presa libre, sin dueño,
el cebo y el dardo extasiante.

Y es que en las cabezas pensantes,
la pituitaria debería estar prohibida.
Porque es en los olores donde residen,
los besos robados y las sonrisas cautivas.

Poliédricas palabras ilustradas en eutanasias
que cada una de mis células cometen,
hacen que mi distraída mente viaje
al pretérito imperfecto del fracaso.

Te vas.
Sola me dejas en la noche perpetua.
En el ojo del huracán aislado en el silencio,
y en las penas ahogadas en el alcohol
de los curiosos, ya aturdidos.

A veces, de nuevo, me tiendes la mano.
Y estiras y aprietas tan fuerte,
que consigues que por hipoxia mueran
mis pocas células supervivientes.

Su agonía se prolonga mientras te alejas.
Te vas para volver algún día.
Pero ya no habrá ni células, ni hambre.
Sólo caricias y sonrisas perdidas.


Licencia de Creative Commons
Aromas Poliédricos by Laura Somerset is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.