
Dibujo en mi retina todo aquello que me llama la atención. Creo una imagen a mi gusto y la guardo en mi memoria para siempre.
A simple vista puede parecer un ejercicio saludable, sin embargo, quedarse con la imagen de lo que podría ser y nunca fue o será, es el peor juego del mundo. Es más cortante que la guillotina de Ana Bolena.
Proximamente: Reflexiones a orillas del Támesis.
Sólo necesito unos días más de desconexión obligada.
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