
No me gusta no poder ser quien soy, por miedo a muchas cosas. Realmente debería hacer lo que me diera la gana, y no esconderme tras un muro de piedra o alambre. Debería destruir el muro con mis propias manos. Pero da igual. Poco a poco lo he ido construyendo, piedra a piedra, y ahora, no tengo ni fuerzas ni ganas para destruirlo.
He aquí, el nuevo telón de acero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Que tus susurros no se los lleve el viento. Ponlos por escrito :)