lunes, 6 de diciembre de 2010

Rojo cereza

El silencio nocturno dibujado por tu melodía,
se convierte en el mayor de los placeres.
Yaciente en una cama de lirios y velas
dibujas en el lienzo que conforman tus sábanas,
el niño que busca el amor de su madre.
Debajo de la almohada,
adormece el diente de león que en sueños,
vuela con el deseo de que la amante,
se encuentre en esta noche sonora,
sobre la cama de luz sentada.

Entre besos y espadas colgantes,
se esconde el secreto de una pieza inacabada,
llena de poderosos silencios
que buscan en la oscuridad de la noche
las letras en lienzos dibujadas.
El cirio central que ilumina la obra,
salpica con su luz solitaria las pinturas,
que como gotas de sangre, llenas de hermosura,
se mezclan con el pincel, para crear maravillas.

Lamentos sentados en sillas,
de madera de cerezos, que dan como fruta
pequeñas esferas imperfectas, rojizas,
de sangre hirviente mezclada con semillas.
Delicioso el fruto que de nuestros cuerpos brota,
que de tu voz se alimenta, y que ahora,
debido a su falta,
por tus manos y besos llora.

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