lunes, 28 de diciembre de 2009

Prison sheets


3.25 de la mañana, y el ardiente insomnio sigue quemándome con fuerza y poco tacto.
Es pronto para poder afirmar nada, y tarde para poder afirmar mucho.
No se entienden mis palabras, y quizás tampoco las entienda yo.
Simplemente sé, que la calidez entre aquellas sábanas, es más hiriente que el frío cortante que como un mercenario, se pasea fuera de ellas, esperando a asaltarme y matarme en cuanto pose mis pies en el suelo.
No hay nada más seguro que una cama, una nube de algodón. Pero también existen nubes grises que descargan diluvios universales.

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